El presidente Donald Trump intensificó su guerra comercial con China, amenazando con imponer un arancel del 10% a los restantes $ 300 mil millones de importaciones chinas sin impuestos.
Si el nuevo arancel entra en vigencia en septiembre según lo prometido, prácticamente todas las exportaciones chinas a los EE. UU. estarían sujetas a gravámenes que van del 10% al 25%. China tomó represalias dejando que el valor de su moneda cayera al nivel más bajo en más de una década y detuviera todas las importaciones de cultivos.
Muchos estadounidenses se preguntan: ¿Hay algún final a la vista?
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Cómo ganar una guerra comercial
Como estudioso de la política comercial, he señalado en repetidas ocasiones que el libre intercambio es un juego de suma positiva , lo que significa que todos los países participantes pueden beneficiarse, en lugar de suma cero, como parece creer Trump. Es por eso que las disputas comerciales seguramente dañan a todos los involucrados.
Creo que Estados Unidos podría haber evitado su situación actual utilizando el proceso de resolución de disputas existente de la Organización Mundial del Comercio para abordar sus preocupaciones justificables con el comportamiento chino.
Aún así, desde la perspectiva de un solo país, iniciar una guerra comercial podría estar justificado si el resultado final cambia los términos de intercambio a su favor.
Tal victoria solo puede lograrse cuando el país tiene más influencia de negociación que su oponente, en otras palabras, cuando puede imponer más dolor a su adversario de lo que experimenta.
Y cuanto más dure la guerra comercial, más concesiones tendrá que ganar ese país para compensar el daño causado.
Entonces, después de casi 18 meses de disputas crecientes entre los EE. UU. Y China, ¿dónde estamos? ¿Está ganando cualquiera de las partes, y puede cualquier concesión justificar el daño económico que ambas partes ya han experimentado?
Un perjuicio para ambas economías
En primer lugar, se ha vuelto cada vez más claro que la guerra comercial está perjudicando las economías de ambos países. Ninguno de los dos saldrá ileso de este conflicto.
Desafortunadamente, sin embargo, los últimos 18 meses han hecho poco para aclarar quién está ganando, es decir, quién está sufriendo menos y puede aguantar de un modo creíble por más tiempo.
Toma China Antes de la guerra comercial, ya se enfrentaba a una serie de desafíos importantes, el primero de ellos cómo realizar una transición de su dependencia actual de la fabricación barata a la producción de bienes de mayor valor agregado. La estabilidad política de China también es algo precaria, como lo demuestran los recientes acontecimientos en Hong Kong y Xianjing, así como la represión autoritaria del líder chino Xi Jinping .
Además, el crecimiento económico de China se ha desacelerado a un mínimo de 27 años de 6.2%. Y tal vez de manera más inquietante para el país, hay signos crecientes de que las empresas extranjeras de Estados Unidos y de otros lugares están mirando fuera de China a medida que amplían sus actividades de abastecimiento, producción y distribución.
Por supuesto, la tasa de crecimiento de China todavía se encuentra entre las economías de más rápida expansión en el mundo, por lo que la reciente desaceleración difícilmente puede calificarse de crisis. Y el alejamiento de China, por limitado que sea, comenzó antes de la guerra comercial, estimulado por el aumento de los precios, el robo de propiedad intelectual y otros problemas.
