En vísperas de las negociaciones que buscarán reducir el uso de combustibles fósiles y rebajar las emisiones de gases de efecto invernadero, el último informe científico sobre cambio climático revela cómo la tendencia a temperaturas extremas en todo el mundo exige una acción urgente por parte de los Estados.
El último informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirma que la última década ha sido la más cálida jamás registrada, siguiendo la preocupante tendencia de los últimos 30 años.
Según su director, Petteri Taalas, esto se debe «inequívocamente a las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de las actividades humanas».
Marcada por temperaturas terrestres y oceánicas récord, la década de 2011-2020 fue testigo del aumento incesante de la concentración de gases de efecto invernadero que turboalimentaron la dramática pérdida de glaciares y el aumento del nivel del mar.
El informe se publica cuando la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP28, llega a su ecuador en Dubái, donde los países han acordado un nuevo fondo voluntario para pagar a las naciones vulnerables por pérdidas y daños debidos al cambio climático.
Cada década desde 1990, ha sido más cálida que la anterior, y no vemos signos inmediatos de que esta tendencia se invierta.
Pero en los próximos días se avecinan en esta reunión anual duras negociaciones sobre los objetivos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la eliminación progresiva de los combustibles fósiles.
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Impactos «profundos» en las regiones polares y montañosas
El informe decenal de la OMM sobre el estado del clima, presentado en Dubái, revela que entre 2011 y 2020, más países registraron temperaturas altas récord que en cualquier otra década.
También da la voz de alarma por la «transformación particularmente drástica» que se está produciendo en las regiones polares y de alta montaña.
La agencia de la ONU también advierte de que las perturbaciones climáticas están socavando el desarrollo sostenible, con consecuencias nefastas para la seguridad alimentaria mundial, los desplazamientos y las migraciones.
“Cada década desde 1990, ha sido más cálida que la anterior, y no vemos signos inmediatos de que esta tendencia se invierta«, declaró Taalas, y subrayó: «Estamos perdiendo la carrera para salvar nuestros glaciares y capas de hielo que se derriten».
«Tenemos que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero como prioridad máxima y absoluta del planeta a fin de evitar que el cambio climático se salga de control», instó.
Un rayo de esperanza
El informe dibuja un panorama sombrío, pero también destaca avances positivos, incluido el éxito de los esfuerzos internacionales en el marco del Protocolo de Montreal, que busca eliminar las sustancias químicas que desgastan la capa de ozono, y han resultado en la reducción del agujero en la capa de ozono antártica durante el periodo 2011-2020.
Además, los avances en las previsiones, los sistemas de alerta temprana y la gestión coordinada de catástrofes han reducido el número de víctimas causadas por fenómenos extremos, aunque las pérdidas económicas han aumentado, observaron los investigadores de la OMM.
En general, sin embargo, el informe subraya la necesidad de medidas más sustanciales. En efecto, mientras que la financiación pública y privada para el clima estuvo cerca a duplicarse de 2011 a 2020, se necesita un aumento de siete veces para finales de la década para alcanzar los objetivos climáticos.
Fuente: ONU