Así es Aokigahara, el misterioso bosque de los suicidios de Japón

Aokigahara El bosque de los suicidios en Japon

Aokigahara es un bosque de más de 35 kilòmetros cuadrados de extensión que se encuentra en la prefectura de Yamanashi. Está a una distancia de alrededor de una hora de Tokio en coche, a los pies del célebre monte Fuji.

Pero Aokigahara no es conocido por su espesa vegetación, la variedad de fauna, sus cuevas subterráneas o la maravilla de las puestas de sol. Debe su fama a que le acompaña un misterio que, de suceder en España, hubiera engrosado las famosas Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer.

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El bosque de los suicidios

Quienes se adentran en las profundidades de este bosque y conocen su leyenda negra no pueden evitar ponerse a temblar y que les recorra un sudor frío por la espalda. La popularidad del bosque y su tétrico sobrenombre proceden de la elevada cantidad de personas que han decidido acabar con su vida aquí.

Imagen promocional de la pelicula The Forest
Imagen promocional de la película “The Forest” en el bosque Aokigahara.

Historiadores aseguran que el origen de esta fama se remonta al siglo XIX: las familias japonesas, siguiendo una tradición ancestral, abandonaban a su suerte en este bosque a los parientes enfermos o viejos que no podían mantener. Estos familiares morían de forma indefectible de su propia mano, de hambre o devorados por animales salvajes.

Ya en el siglo XX la literatura contribuyó a aumentar la leyenda, con obras que profundizaban en que Aokigahara es uno de los mejores escenarios para quitarse la vida, por su quietud y gran belleza . Más recientemente, el cine occidental también se ha acordado del bosque de los suicidios, con cintas románticas como “El bosque de los sueños”, protagonizada por Matthew McConaughey y Ken Watanabe y dirigida por Gus Van Sant o de terror como “El bosque de los suicidios”, protagonizada por la británica Natalie Dormer. Esta última cinta fue objeto de polémica al ser acusada de trivializar el misterio del bosque, buscando el susto fácil.

Una visita al bosque de los suicidios

Si, pese a estos antecedentes, el visitante se atreve a adentrarse en Aokigahara, se quedará seguramente maravillado por sus numerosos atractivos.

Los grandes árboles convierten a este entorno natural en un espacio frondoso y tranquilo, y en algunos de sus tramos difícilmente pasa la luz del día. La vegetación proporciona una estampa multicolor de inusitado atractivo. Y las formaciones de lava sorprenden a todos los turistas.

Señales de advertencia

No obstante, uno de los elementos más perturbadores de Aokigahara son las señales de advertencia que lo pueblan. La Asociación Internacional de Prevención del Suicidio alerta mediante numerosos carteles desplegados por el bosque sobre el error de quitarse la vida. Aconseja a los potenciales suicidas hablar con familiares y amigos para abordar sus problemas.

Sin embargo, son demasiados los que hacen caso omiso y pasan a engrosar una estadística que no cesa. No hay estadísticas oficiales pero los expertos aseguran que más de un centenar de personas se suicidan anualmente en Aokigahara. Prueba de ello es la cantidad de coches abandonados que permanecen en el aparcamiento del  bosque. Sus dueños nunca más volverán a conducirlos.

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