Las dos grandes potencias mundiales están sumidas en un enfrentamiento económico que nos puede afectar a todos. Una guerra comercial implica la adopción de barreras y obstáculos para el libre comercio por parte de uno o varios países.
La guerra comercial que en los últimos tiempos están llevando a cabo los dos grandes potencias mundiales, Estados Unidos y China, parece no tener fin y amenaza con iniciar una escala que termine en una preocupante guerra de divisas. Las declaraciones incendiarias de los líderes de ambos países no invitan al optimismo.
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El origen del enfrentamiento
Desde que llegó al poder, la Administración de Donald Trump se ha visto salpicada por un sinfín de escándalos, motivados por algunas decisiones muy polémicas. Una de las más trascendentes tiene relación con su política proteccionista: el objetivo es blindar la economía estadounidense frente a injerencias extranjeras y potenciar la industria nacional. Estados Unidos no había adoptado un nivel tal de proteccionismo económico desde la década de los 70 del siglo pasado.
Estados Unidos ha decidido aplicar aranceles, es decir, impuestos sobre los bienes que son objeto de importación, que afectan a muchos productos chinos. Los artículos de tecnología punta han sido los más afectados y los impuestos superan en algunos casos el 25%.
La reacción de las autoridades chinas no se hizo esperar, en forma de “derechos aduaneros complementarios” que serán aplicados a productos estadounidenses. Tanto numerosas empresas norteamericanas como chinas se verán afectadas por esta guerra comercial, cuyas consecuencias a largo plazo son impredecibles.
Empieza la guerra de divisas
Pero la guerra comercial no acaba aquí pues puede convertirse en una guerra de divisas si las amenazas vertidas se convierten en realidad. El gigante asiático ha asegurado que, si la situación no cambia, estudiarán iniciar una depreciación gradual de su divisa, el yuan.
De este modo, la moneda china se convertiría en un argumento más para fortalecer la posición asiática en una futura negociación con Estados Unidos. Los expertos advierten que si China lleva a cabo de forma efectiva la devaluación de su divisa, tendrá consecuencias a nivel mundial.
El impacto mundial de una guerra de divisas
Si los productos chinos fueran abaratados como consecuencia de una devaluación del yuan, los ingresos comerciales de muchos países con economías de pequeño y mediano tamaño impulsadas por las exportaciones chinas se verían afectados.
Entre los países que se encuentran en este grupo están, por ejemplo, Vietnam e Indonesia. No obstante, la guerra de divisas podría tener también consecuencias negativas para la economía china: podría producirse un éxodo masivo de fondos desde China.
Un error de cálculo
En todo caso, muchos analistas internacionales coinciden en que la guerra comercial transformada en guerra de divisas constituye un gigantesco error de cálculo por parte de las dos potencias. Para estos expertos, no puede salir un vencedor de este conflicto económico y solo puede perjudicar tanto a Estados Unidos y China como al resto de países del mundo.