En qué consiste la licuefacción

En qué consiste la licuefacción

La licuefacción del suelo es un fenómeno natural producido por la saturación de agua y sedimentos recientes que pierden fuerza, firmeza y estabilidad como consecuencia de unos temblores constantes como pudiera ocurrir con un terremoto en terrenos poco estables y consolidados. La licuefacción se ha convertido en una de las acciones causantes de desprendimientos o hundimientos de edificios o incluso tras otras acciones naturales que implican más fuerza como la capacidad de hacer volcar casas, edificios u otras infraestructuras cuando surge un evento sísmico. Hay que destacar que determinadas zonas geográficas están más expuestas a sufrir una licuefacción del suelo que las zonas interiores. La costa suele ser más propensa a ello y con mayor número de probabilidad al tener un contacto con el mar y la humedad, contando con el riesgo de un maremoto u otras catástrofes naturales que proporcione el nacimiento de la licuefacción.

Al producirse ese proceso de pérdida de resistencia de ciertos suelos por la presión, la licuefacción del suelo es capaz de crear imágenes impensables como una gran riada que inunda una calle con todas las infraestructuras que había en este quedan a flote y moviéndose a la dirección de la marea. 

Siendo conscientes de qué es y las razones de las causas, para evitar estas situaciones se ha de realizar un estudio previo del lugar y ponerse en manos de empresas especializadas en el sector de la consolidación del terreno. Algunos especialistas tienen sus propios métodos como medidas de prevención que cuentan con sus ventajas propias. La principal es la mejora sísmica del edificio.  Por ejemplo, con las inyecciones de resina expansiva.

Licuefacción

A parte de suponer un tratamiento rápido, eficaz y útil, la aplicación de este método supone una mejora en diferentes aspectos, incluso de comodidad a la hora de realizar la acción en la estructura. En ocasiones, y según cual sea la técnica elegida, no es necesaria ni la excavación ni la vibración habituales en el caso de la licuefacción, ni necesaria la demolición y posterior reconstrucción de la infraestructura, tampoco se producen levantamientos típicos de la resina de alta capacidad y fuerza expansiva, ni daña el terreno evitando la contaminación que podría obtener tras el tratamiento siguiendo las normativas ambientales que se encuentren actualmente en vigor. Entre otros detalles destaca que el terreno no queda tan pesado tras el tratamiento pues la resina es de un peso inferior al hormigón, otro material muy habitual en los tratamientos de licuefacción, menos ligero y con una reacción más lenta que la resina.

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