Cómo regar tus plantas adecuadamente: 5 consejos prácticos

Regar

El riego constituye uno de los factores más importantes en el mantenimiento y cuidado de plantas. En realidad, su salud depende directamente del abastecimiento de agua y también de su dosificación. Contar con una buena bomba de agua resulta fundamental para garantizar una correcta asimilación. No obstante, es necesario tener algunas cosas en cuenta.

A continuación, repasamos algunos consejos básicos que te ayudarán a mejorar tus rutinas de riego y a prevenir problemas potenciales a largo plazo.

Vigila el drenaje del sustrato

En el caso de que el sustrato no drene correctamente el agua pueden producirse encharcamientos. A largo plazo, esto deriva en la aparición de moho y, en última instancia, de enfermedades. Vigilar la calidad de la tierra y dar prioridad a las composiciones arcillosas resulta fundamental, así como instalar una bomba riego adaptada.

Cuestión de cantidad

Aplicar una rutina de riego homogénea es uno de los errores más comunes. Cada especie cuenta con unas necesidades específicas y, por lo tanto, los volúmenes de agua que requieren son distintos. Una determinada dosis puede ser perfecta para una de tus plantas mientras y letal para otras. Adquirir consciencia de ello resulta fundamental porque un descuido puede tener graves consecuencias a largo plazo. Regar una planta en exceso puede propiciar la aparición de enfermedades de tipo fúngico, es decir, a partir de hondos. Además, por otro lado, puede acabar con la vida de la planta si el oxígeno queda desplazado al exterior impidiendo a la planta respirar.

Adapta la frecuencia de riego a las necesidades reales

Se tiende a pensar que la frecuencia de riego es algo fijo y común a todos los tipos de plantas. No obstante, esto no es así. Existen algunos factores que influyen como por ejemplo, la estacionalidad (no se requiere una misma frecuencia de riego durante los meses más fríos o durante los meses más cálidos), la exposición solar, la escasez de lluvias, la fase de crecimiento de la planta, la especie a la que pertenezca la planta o el entorno en que se encuentra.

Evita regar en las horas de mayor exposición solar

A lo largo de los períodos más calurosos del día (aquellos en los que la exposición solar es más intensa), el agua del sustrato tiende a evaporarse con mayor rapidez, lo cual puede influir negativamente durante los procesos de asimilación. Para evitar esto, lo más recomendable es abastecer a la planta durante aquellas franjas en las que haya una sensación térmica más neutra. Habituarnos a regar a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde puede marcar una importante diferencia.

Mantener las hojas secas

Existen altas probabilidades de que las hojas de las plantas se mojen durante el regado. Aunque a priori esto podría parecer algo beneficioso, pues se asocia a una mayor asimilación, en realidad puede representar graves riesgos. Cuando las hojas permanecen húmedas durante las horas nocturnas puede acabar apareciendo moho en ellas y, por lo tanto, enfermarse. Por otro lado, cuando permanecen mojadas durante el día, las gotas incrementan el potencial de los rayos solares por lo que pueden acabar sufriendo quemaduras. No obstante, esto no significa que utilizar un pulverizador para proporcionarles humedad ambiental sea algo negativo. En realidad, depende del tipo de planta y de sus necesidades. En caso de humedecer sus hojas debe hacerse de una forma muy superficial y leve para evitar esta clase de riesgos.

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