España se ha convertido en la puerta de entrada a Europa. Andalucía y el Gobierno central organizan de alguna manera la recepción de estos jóvenes, en su mayoría adolescentes marroquíes.
En Jerez de la Frontera, en el sur de Andalucía, Mohamed camina solo frente a la playa, con los ojos puestos en sus zapatillas y las manos en los bolsillos. Este niño de 17 años llegó dos meses antes desde Marruecos, explica con dificultad, articulando unas pocas palabras de francés con timidez. Detrás de él, quince jóvenes, dispersos, lo siguen, acompañados por tres monitores que los acompañan al centro de mineros Manuel-de-Falla, gestionado directamente por el gobierno andaluz.
Cada noche, entre las 7:30 pm y las 8:30 pm, los menores alojados en este centro caminan por la ciudad. A veces, algunos aprovechan para irse. Entre ellos, los jóvenes inventaron una expresión para esta «fuga» hacia Sevilla, Madrid, Barcelona, París u otra gran ciudad, tan evidente como el cruce que emprendieron para ir a Europa: es la correlación, corre («archivo, archivo»). Mohamed quiere obtener sus documentos primero, luego «llegar a Francia o Alemania para encontrar un trabajo» , dice.
Con casi 60,000 llegadas desde principios de año, un 130% más que en 2017, y al menos 759 personas murieron durante el cruce, incluyendo a dos menores este domingo, España enfrenta una afluencia migrantes en sus orillas . Tras haberse convertido en el primer puerto de entrada para migrantes en Europa por mar, el reino ha vuelto a ser un ejemplo de solidaridad al permitir que la ONG española Proactiva Open Arms aterrice en Algeciras los 310 migrantes que ha rescatado en el Mediterráneo central. Frente a la costa libia, viernes 21 de diciembre. Después de que las autoridades italianas y maltesas se negaron a aceptarlas y mientras Francia, Libia y Túnez no respondieron al llamado de la ONG.
Los retos de acoger a menores.
Sin embargo, el aumento en el número de migrantes no está exento de desafíos para España, particularmente en lo que respecta a la recepción de menores no acompañados, cuyo número se ha más que duplicado este año. «Cerca de 12,500 menores extranjeros no acompañados se encuentran actualmente bajo la supervisión de las regiones autónomas. El 93% son niños y, en más del 80% de los casos, marroquíes de 16 a 18 años «, resume la Secretaria de Estado para Asuntos Sociales, Ana Lima, quien trabaja en el establecimiento de nuevos protocolos.